El acero en la medicina es una combinación que salva vidas. Este rubro tan exigente requiere precisión, limpieza y materiales altamente resistentes. Desde los profesionales que lo ejercen hasta los instrumentos como bisturíes, camillas o pinzas, todo debe estar a la altura. Y en ese punto, el acero inoxidable se vuelve un aliado indispensable.
¿Por qué se elige este material? Porque sus superficies no porosas evitan la propagación de virus y bacterias, ya que al no absorberlos, estos microorganismos no tienen un medio donde habitar. Además, facilita la limpieza profunda, lo que es vital en ambientes quirúrgicos. Su alta resistencia permite usar productos químicos sin comprometer su durabilidad.
También es importante destacar que la medicina se enfrenta constantemente a temperaturas extremas. ¿Tendrá el acero algún riesgo? No. Una vez moldeado, está en capacidad de soportar tanto el calor como el frío sin deformarse. Por eso, en las salas de cirugía, donde algunos equipos alcanzan altas temperaturas, el acero en la medicina sigue siendo un recurso confiable.
Como beneficio adicional, es un material no magnético, lo que evita interferencias con equipos médicos sensibles, como los de imagenología o resonancia magnética.
Estas son solo algunas de las razones que hacen que el acero en la medicina sea una elección inteligente para hospitales, clínicas y laboratorios.
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Según la OMS, la correcta higiene de superficies es clave para evitar infecciones intrahospitalarias.
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